Hojas
secas arrastradas por el viento que pasan inadvertidas…
Balanceo,
juegos y malabares en un tenue susurro…
Que tan
solo permanecerán en el recuerdo
de las
que fueron sus raíces,
inalterables…
Guardadas
como el mayor tesoro
que
siempre les acompañarán.
A mi abuela,
en el
aniversario
de su
desoladora ausencia.
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